SMOKING

ESMOQUIN SIN ESMOQUIN

Salgo, salgo, corro, bailo, salgo, otra vez.
Asfalto y alfombras rojas visten mi reino, batiendo el ritmo y el pavimento en busca de sentido, llevo una vida colorida en un mundo de blanco y negro, gris y brillante, una bola de nervios en carne viva y facetada para reemplazar el cigarrillo, tacones resonando en el noche mojada

Bailo, bebo, fumo, bailo, otra vez. En los escalones de piedra de un muelle desierto, en la alfombra roja de una escalera que se hunde en los sótanos de la rue Princesse, tropezando en el sol poniente, los pensamientos nublados por los humos de la fiesta hasta el amanecer.

Me visto y me desvisto, las luces de la ciudad brillan en mi top de lunares, reflejos deslumbrantes en este pequeño vestido de pedrería y seda, todo mío.

Me acuesto y me extiendo, me levanto y me revelo, otra vez.
Libre como el aire saturado de París. Chaqueta de esmoquin en los hombros para girar la cabeza de todos esos hombres que sueñan con noches eléctricas conmigo.

Soy blanca, soy negra, un toque de piano de jazz, soy transparencia y voluptuosidad, imprimiendo mi huella en el corazón de la noche, soy morena… y extraño a las rubias.